Capítulo 9
Mercedes apretó el celular con fuerza, sintiendo que todo esto era una cruel ironía.
Resultaba que, sin que ella se enterara, esas dos personas ya se habían convertido en la pareja reconocida por todos.
Brayan siempre había sido reservado, poco dado a mostrarse en público.
Pero ahora, paseaba con su novia de la juventud, mostrándose sin pudor alguno por todos lados.
Mientras tanto, ella llevaba años manejando el laboratorio del Grupo Cruz con absoluta dedicación. Al final, solo unos cuantos directivos sabían cuál era la verdadera relación entre ellos.
Para todo lo demás de la empresa, Brayan nunca le informaba nada ni le permitía involucrarse.
Mercedes cerró la página de noticias y notó que el corazón seguía doliéndole con un pinchazo agudo.
Aunque cada vez se sentía más insensible ante ese dolor.
Quizá pronto terminaría por volverse inmune a ese sufrimiento…
Al atardecer, Brayan llegó a casa después del trabajo, colgando despreocupado el saco del traje y la corbata sobre el antebrazo.
La camisa blanca tenía dos botones desabrochados, su expresión era seria y elegante, y sus largas piernas, envueltas en el pantalón de vestir, lo hacían ver aún más imponente.
Al entrar, dejó el saco en el brazo del sofá.
Mercedes estaba cerca y volvió a percibir ese aroma de perfume ajeno.
Sintió náuseas y quiso alejarse, pero Brayan, mientras servía agua, comentó con indiferencia:
-Rosalba últimamente ha estado muy inestable. Deja libre tu laboratorio, tengo otros planes. A partir de ahora, encárgate de cuidarla bien en casa.
Mercedes se quedó helada al escuchar eso.
Antes de que pudiera reaccionar, Brayan continuó:
-El Grupo Cruz y la familia Silva han llegado a un acuerdo estratégico. Como muestra de confianza, voy a dejarle el laboratorio a Pamela. Ella ya ha trabajado en laboratorios grandes del extranjero, y en experiencia, la neta, te supera.
El tono con el que lo dijo era definitivo, ni siquiera lo planteaba como una opción.
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Todo ya estaba decidido. La opinión de Mercedes, a él, poco le importaba.
Mercedes apretó los puños con fuerza, sintiendo que algo le apuñalaba el pecho. Por dentro, la tristeza y la impotencia le revolvían el alma.
Ella nunca fue una ama de casa de tiempo completo.
En su momento, había aceptado entrar al laboratorio de ‘IA médica‘ del Grupo Cruz solo por Brayan, para apoyarlo y estar cerca de él.
Antes de eso, tenía su propio camino profesional.
Lo suyo era la investigación y el desarrollo en medicina.
Pero por él, sacrificó sus sueños y aspiraciones.
Y ahora, él la reemplazaba como sí nada…
Él sabía perfectamente la cantidad de esfuerzo y desvelos que ella había entregado a ese laboratorio.
Varios de los proyectos más importantes surgieron de su equipo, gracias a sus noches sin dormir.
Y sin embargo, la borraba sin dudarlo, como si nunca hubiera estado.
¿Cómo podía Brayan ser tan cruel?
A Mercedes le ardía la garganta, se le quebraba el cuerpo y apenas podía dejar de temblar.
Antes, la indiferencia, la distancia, los desplantes y su falta de interés por Rosalba ya le habían llenado el vaso de decepción en ese matrimonio.
Pero ahora, Brayan, sin piedad, pisoteaba todo lo que ella había construido.
Su amor no valía ni un peso, tirado al suelo, aplastado por él sin remordimiento.
Mercedes sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas.
Ya había cedido en el funeral, había cedido en el trabajo… lo siguiente, si no pasaba nada, sería ceder el título de Sra. Cruz.
Por fin logró aceptar la realidad. Solo después de un buen rato, consiguió recuperar la
VOZ
-Brayan, nosotros…
…tenemos que divorciarnos..
Estuvo a punto de decirlo completo, pero Brayan ni siquiera le dio la oportunidad, la interrumpió de inmediato:
-No pongas esa cara de víctima. Para tomar esta decisión, lo pensé bien. Como te
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Capitulo 9
distraes con el trabajo, no puedes cuidar a Rosalba como se debe, por eso sigue igual. Eso es tu culpa como madre. Así que no hay nada que discutir.
Dicho esto, pasó junto a Mercedes y soltó:
-Voy a subir a darme un baño. Tú tranquilízate.
Mercedes se quedó ahí, sin decir nada más.
Fuera que presentara el divorcio o no, ya daba igual.
No tenía sentido seguir luchando.
El entrenamiento de recuperación en casa ya era insostenible. Mercedes, sintiéndose ahogada, decidió llevar a Rosalba al parque de diversiones.
Aunque su hija tuviera autismo, para ella seguía siendo una niña como cualquier otra.
Un lugar lleno de fantasía y alegría podía ayudarle a sanar poco a poco.
Y de hecho, Rosalba disfrutaba estar ahí.
Sobre todo cuando vio al zorrito rosa y al conejo morado del parque temático, no quiso
moverse de ese lugar.
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