Capítulo 28
Mercedes, después de aclarar sus ideas, fue directa al estudio, lista para imprimir el acuerdo de divorcio.
Pero al llegar, giró la perilla y no pudo abrir la puerta.
¿Qué pasaba?
¿El estudio estaba cerrado con llave?
Su expresión mostró un leve desconcierto.
Ese lugar siempre había sido el territorio de Brayan. Salvo el momento en que el personal de limpieza lo arreglaba, nadie más tenía permitido entrar así como así.
Antes, cuando Mercedes aún trabajaba en la empresa, de vez en cuando tenía que entregar algún documento urgente o datos de investigación, y aprovechaba para usar la impresora ahí.
En ese entonces, el estudio siempre estaba abierto.
Mercedes bajó la mirada, preguntándose si Brayan había cerrado la puerta a propósito, o si el encargado de la limpieza la había dejado cerrada por error.
Como no podía entrar, simplemente se dio la vuelta y bajó las escaleras en busca del encargado de la casa.
-Marcos, ¿sabes por qué el estudio está cerrado con llave?
Marcos, al escuchar su pregunta, vaciló un poco.
Mercedes sintió que ya se imaginaba la respuesta.
Con cautela, Marcos contestó:
-Fue… el señor Brayan quien lo ordenó. Dijo que los documentos de ahí son confidenciales, que si no eres de la empresa, mejor ni acercarse.
La respuesta era lo que ella esperaba, pero aun así, apretó los puños.
¿Brayan hacía todo esto porque temía que ella insistiera en meterse en los asuntos de la empresa? ¿O pensaba que ella iba a robar información confidencial?
No llevaba ni un día fuera de la empresa…
Mercedes casi soltó una carcajada.
¿De verdad Brayan la veía así?
¿Como una ladrona?
Aunque por dentro ya estaba cansada de él, en ese momento sintió una punzada helada
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en el pecho.
-Entiendo.
Respondió con sequedad, sin molestar más a Marcos, y subió a cambiarse de ropa.
Si no podía usar la impresora de la casa, podía ir a imprimir afuera.
Ahora mismo, nada iba a detener sus ganas de divorciarse.
Se cambió rápidamente y salió.
Marcos se quedó parado unos segundos, luego no pudo evitar llamarle a Brayan para contarle lo sucedido.
[Como lo pensé…]
Brayan ni se inmutó, como si ya lo hubiera previsto.
En el fondo, estaba convencido de que Mercedes no se rendiría tan fácil, por eso había tomado esa medida.
Y al final, tenía razón.
[Déjala, en unos días se le pasa.]
Brayan contestó con desgano y colgó, volviendo a su trabajo.
Mercedes no supo nada de esto.
Fue a imprimir el acuerdo de divorcio, regresó a casa y firmó su nombre de un solo trazo.
Después, dejó el documento en la mesita junto a la cama de Brayan.
Así, cuando él volviera, lo vería de inmediato.
Hecho esto, fue a cuidar a Rosalba.
Sin embargo, lo inesperado llegó esa misma noche: Brayan no volvió a casa.
Mercedes no tenía interés en interrogarlo por pasar la noche fuera, pero pasaron dos días más y él siguió sin aparecer.
La sensación de tener una navaja en el cuello le resultaba insoportable.
Si ya había tomado una decisión, prefería acabarlo rápido. Prolongarlo solo era un desgaste.
Así que decidió llamarle.
Brayan tardó en contestar, y cuando lo hizo, sonó tan indiferente como siempre:
-¿Qué necesitas?
Mercedes trató de mantener la calma:
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Capitulo 28
-¿Cuándo piensas volver? Tengo algo que…
No terminó la frase, porque de repente se escuchó una voz femenina, suave y coqueta, del otro lado del teléfono:
-Brayan, en el hotel dicen que solo queda una habitación, así que esta noche…
Antes de que Mercedes pudiera reaccionar, Brayan ya había hablado:
-Estoy en un viaje de trabajo. Estoy ocupado, hablamos luego.
Y colgó sin más.
Mercedes apretó el celular con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron blancos.
¿Eso que acababa de escuchar… era la voz de Pamela?
¿Viaje de trabajo?
¿Hotel?
¿Una sola habitación?
Mercedes soltó una sonrisa amarga.
Llevaba apenas unos días la nueva empleada, y ya la llevaba a viajes de trabajo. No podía ser más obvio que quería protegerla.
Eso nunca lo hizo por ella.
En su tiempo, tuvo que verse la cara con clientes sola, aguantar copas hasta enfermar del estómago, y Brayan ni siquiera le preguntó si estaba bien.
El divorcio no se iba a resolver hoy.
No pensaba volver a llamarlo para humillarse sola.
Y sobre si compartían habitación o no, tampoco le interesaba.
Para alguien que ya tenía el corazón puesto en otra persona, ¿qué importaba si su cuerpo también lo estaba?
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