Capítulo 20
Mercedes en realidad no tenía pensado hablar de esos temas amargos.
Pero viéndose en ese estado, sabía que Cecilia terminaria preocupándose muchisimo.
Si no se lo contaba, seguro Cecilia seguiría insistiendo hasta sacarle la verdad,
Así que Mercedes optó por resumir lo esencial, escogiendo algunos hechos para contarle.
No entró en detalles, pero Cecilia era lista, y enseguida se fue armando toda la película en
su cabeza.
Podía imaginarse perfectamente el tipo de situaciones a las que Mercedes se estaba enfrentando.
Cegada de rabia, Cecilia se levantó de golpe de la mesa y soltó:
-¿Brayan cómo se atreve a tratarte así? ¿Ya se le olvidó quién estuvo a su lado quando ní siquiera podía caminar? Si no fuera por ti, seguiría tirado sin poder hacer nada, y ahora resulta que tiene el descaro de portarse así de descarado contigo, coqueteando con su ex, jcuando todavía siguen casados!
Cecilia resopló y continuó, cada vez más indignada:
-Y pensar que antes me parecía que Brayan era serio, hasta creí que era un tipo decente. ¡Qué asco de persona, de veras! Ni ganas de verlo me dan.
Cuando terminó de desahogarse, se sentó junto a Mercedes y la abrazó con fuerza, llena de compasión.
-Meche, chas pasado por muchas cosas últimamente, verdad? ¿Por qué no me avisaste
antes?
Sabía que tal vez no podía solucionar sus problemas, pero al menos podía ofrecerle un poco de consuelo, ir por ella en cualquier momento, darle un lugar seguro donde quedarse.
Mercedes sentía ese cariño de su amiga; su corazón, que había estado tan helado, empezaba a ablandarse poco a poco,
Negó despacio con la cabeza y respondió con voz suave:
-Ya ni vale la pena hablar de eso… Ahora que salí del departamento de desarrollo del Grupo Cruz, en realidad, está bien. Por fin podré enfocarme en lo que siempre quise hacer.
Al decirlo, miró a Cecilia con gratitud, la voz quebrada por la emoción:
-Cecí, creo que sí voy a divorciarme de Brayan. Tenías razón, no vale la pena sacrificar
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tus sueños por un hombre. Hoy me doy cuenta, de verdad me equivoqué.
Al escucharla, Cecilia sintió un nudo en el estómago,
La abrazó aún más fuerte y le dijo con determinación:
-Meche, tú no tienes la culpa de nada, el único culpable es ese imbécil de Brayan. Pero mira, yo te apoyo en todo. Si decides divorciarte, adelante, y si te lanzas a perseguir tus sueños, pues mejor. Eres buenísima en medicina; aunque hayas estado años fuera, el día que regreses vas a arrasar, ite lo juro! Yo confío en ti
Mercedes asintió, agradecida,
Mientras platicaban, terminó el vaso de agua con limón y empezó a sentirse reconfortada, como si el calor le regresara al cuerpo,
Cecilia recogió el vaso y lo puso a un lado, volviendo a preguntar con cariño:
-¿Ahora sí te sientes mejor? ¿Ya no tienes frío? ¿No te duele nada?
Mercedes negó con la cabeza.
-Mucho mejor, gracias.
-¿Cómo que gracias? No tienes nada que agradecerme. Me basta con saber que estás bien.
Cecilia soltó el aire, más tranquila, y le propuso:
-¿Por qué no te quedas aquí esta noche? Olvídate de todo, duerme a gusto y mañana vemos qué onda.
-No, gracias.
Mercedes valoraba la oferta, pero igual la rechazó con delicadeza:
-Rosalba sigue en casa y afuera está lloviendo; le dan pavor los truenos. Si no regreso, seguro no duerme en toda la noche.
Cecilia miró hacía la ventana.
La lluvia arreciaba y los truenos hacían temblar los vidrios. Entendía que dejar sola a Rosalba no era opción.
-Tienes razón, seguro en la madrugada va a buscarte.
No insistió más y de inmediato le dijo:
-Entonces yo te llevo, no me quedo tranquila hasta verte entrar a casa.
-Está bien.
Esta vez Mercedes no se negó.
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16.49
Capitulo 20
Media hora después, Cecilia la dejó en la puerta y la abrazó antes de despedirse:
-Meche, cualquier cosa, márcame, ¿sí? No cargues todo tú sola, ¿me oiste? Pase lo que pase, acuérdate de que estoy contigo. Si hace falta… ¡yo me quedo contigo a cuidar a
Rosalba!
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