Capítulo 12
Ella frunció el entrecejo, con una mirada altiva y la cabeza en alto, y soltó:
-Deja de perder el tiempo. Apúrate y hazme la entrega del trabajo. Brayan todavía me está esperando para que le reporte el avance.
Mercedes escuchó ese tono de falsa modestia y las ganas de presumir de Pamela, y sintió una punzada en el pecho.
Aun así, no lo dejó ver.
No pensaba darle el gusto de que la viera afectada.
Con el rostro serio, y por pura profesionalidad, Mercedes se obligó a mantener la calma y empezó a hacer la entrega de sus responsabilidades a Pamela.
Explicó todo con un nivel de detalle que rozaba la obsesión, queriendo dejar todo lo más claro posible, esperando que, al menos, su trabajo tuviera un buen cierre.
Pero ni siquiera había terminado cuando Pamela, ya con cara de fastidio, interrumpió:
-Ya, ya, todo eso lo tengo claro. No hace falta que sigas. Para mí ya quedó.
Mercedes arrugó la frente.
-Todavía falta una parte importante del enfoque de investigación…
-Eso ya no importa, son datos viejos. ¿A quién le interesan? Cuando yo tome el control, todas esas cosas anticuadas van a quedar en el pasado. ¡Por eso Brayan me pidió venir a hacerme cargo!
Pamela terminó su frase, se puso de pie y la miró desde arriba, como si fuera la reina del lugar.
-Ya te puedes ir de aquí.
Mercedes la observó, sus labios temblaron por un instante, pero al final, soltó una risa sarcástica.
-Perfecto.
Ya no había nada más que decir.
Sin perder tiempo, Mercedes recogió sus cosas y salió de ahí.
Apenas puso un pie fuera, se topó de frente con Raúl, que justo salía del elevador.
En cuanto la vio con sus pertenencias en brazos, no tardó en lanzar su veneno:
-Mira nada más, ¿quién es la que va toda derrotada? Ah, ya sé… ¡Mercedes!
¿Y qué tal? ¿Se siente bien que te hayan echado de aquí? Te lo adverti desde hace rato,
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este puesto no era para ti. Ni el laboratorio ni la Sra. Cruz, nada de esto te quedaba. Ahora que Pamela regresó, ¿ya viste cómo es la realidad?
La mirada de Mercedes hacia Raúl era pura indiferencia.
Antes, por amor a Brayan, había intentado llevarse bien con su cuñado.
Hasta trató de congraciarse con él y con toda la familia Cruz, con tal de ganarse su aprecio.
Pero por más que se esforzara, Raúl siempre fue cruel con ella.
En ese entonces, no entendía por qué. Ahora, al verlo hablar de Pamela con ese brillo casi fanático en los ojos, de pronto le cayó el veinte…
Mercedes soltó una carcajada cargada de burla.
-Sí, ya me di cuenta. Antes pensaba que eras un traidor sin remedio, pero ya veo que en realidad eres un perrito faldero enamorado que nunca fue correspondido.
Raúl ni siquiera se lo esperaba. Mercedes siempre había sido como una piedra, aguantando todo lo que él le decía sin chistar.
¿Ahora se atrevía a insultarlo de esa manera?
-¿Qué te pasa, Mercedes? ¿Quieres problemas?
Raúl la miró con una dureza que casi cortaba el aire.
-¿Qué, le atiné a tu punto débil?
le respondió Mercedes, sin apartar la mirada.
Raúl, ya fuera de sí, le gritó:
-¿Y tú tienes cara para hablar así de mí? ¿No fuiste tú la que se aprovechó de mi hermano cuando estaba borracho? ¿No fue así como lo engatusaste? Ahora entiendo por qué mi hermano nunca te amo, por eso no dudó en dejarte para hacerle espacio a Pamela. Es que tus mañas siempre fueron de lo peor.
El color se le fue del rostro a Mercedes.
Ella siempre creyó que Brayan había estado consciente la noche de aquel accidente, que todo fue por culpa del alcohol.
¿Será que… él también pensaba que ella lo había manipulado?
Raúl notó cómo se le descomponía la cara, y se sintió victorioso, como un gallo cantando al amanecer. No dejó pasar la oportunidad de rematarla.
-Prepárate, Mercedes. Si hoy solo te corrieron de la empresa, pronto te van a sacar también de la familia Cruz.
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Capitulo 12
Dicho eso, se marchó con el pecho inflado, sintiéndose el rey del mundo.
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