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La Rosa que No Era Suya 15

La Rosa que No Era Suya 15

Capítulo 15 

Consuelo escuchó las palabras de Océano como si fueran un chiste de mal gusto. Se puso de pie de repente, observando cómo él se alejaba cada vez más, su voz volviéndose aguda y llena de reproche

-¿Amigos? ¿Dices que solo me ves como una amiga? Ja, eso solo te lo crees , Océano. Pregúntate a ti mismo, ¿de verdad solo me consideras una amiga

Su tono era cada vez más incisivo, como un cuchillo que cortaba el aire entre ellos

-¿Quién viajaría kilómetros y kilómetros hasta Santa Elena solo porque un amigo se lo pide? ¿Quién dejaría a su esposa una y otra vez por una simple amiga? ¿Y quién desatendería a su esposa herida para cuidar a una amiga, regalando incluso los presentes que su esposa le daba

Cada palabra de Consuelo era como una daga, y Océano no podía evitar palidecer mientras la escuchaba. Su respiración se volvía más agitada con cada acusación hasta que, incapaz de contenerse, dio media vuelta y, con un impulso irrefrenable, abofeteó a Consuelo

El golpe resonó en la habitación, dejándola con la cabeza ladeada. La marca de su mano se imprimió en la piel clara de Consuelo casi al instante. El dolor ardiente se extendió por su mejilla, pero ella, en lugar de someterse, lo enfrentó con firmeza

-Océano, aunque fui yo quien volvió a buscarte, tampoco te negaste. Ahora dices que solo soy una amiga, pero dime, ¿quién besa a una amiga? ¿De verdad crees que eres inocente

La furia y el arrepentimiento se mezclaban en la mirada de Océano, pero las palabras se le atoraron en la garganta. Finalmente, solo pudo girarse con resignación

-Consuelo, dejemos que esta farsa termine aquí

Con esas palabras, Océano desapareció por la puerta de la villa. Consuelo se dejó caer en el sofá, cubriéndose el rostro mientras lloraba en silencio

Nunca había imaginado que su historia con Océano acabaría de esta forma. Pero la injusticia la corroía por dentro. ¿Por qué él podía ir y venir a su antojo? Ella también había invertido en esa relación, ¿por qué debía terminar cuando él lo decidiera

-Océano, no voy a dejarlo así

Murmuró para misma, secándose las lágrimas mientras miraba hacia donde él había desaparecido… 

Mientras tanto, en un exclusivo salón de Esmeralda Costera, Océano estaba rodeado por sus amigos. Sentado en el centro del sofá, sostenía un vaso de licor, bebiendo sin parar. Con cada trago, su mente se nublaba más

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Capitulo 15 

Sus amigos, preocupados al ver su estado, intentaban consolarlo

-Océano, ¿por qué tanto drama por un divorcio? Hay muchas mujeres en Esmeralda Costera que estarían encantadas de casarse contigo, ¿por qué preocuparse por una 

sola

-Exacto, Océano, ¿y qué hay de Consuelo? Hace poco estabas muy metido con ella, ¿no? Deberías casarte con ella y demostrarle a Mercedes que tienes pretendientes de sobra. Si ella no te quiere, es su pérdida

Las voces de sus amigos eran como un zumbido constante en su cabeza. Todos le decían que encontrara a alguien más. Pero aunque encontrara a diez o cien personas, ninguna sería su Mercedes… 

Océano no podía ocultar la verdad: al principio, se había casado con Mercedes porque se parecía a Consuelo, pero con el tiempo, realmente se había enamorado de ella. Lamentablemente, no se dio cuenta de cuánto la amaba hasta que fue demasiado tarde

Consuelo había sido su primer amor y el arrepentimiento de no haberla tenido lo había encadenado. Cuando ella volvió a su vida, su corazón tambaleó

Empezó a mentir, diciendo que tenía asuntos de trabajo, pero en realidad, se escapaba a Santa Elena a ver a Consuelo. Cuando Mercedes tuvo un accidente, él no estaba allí para ella. Y mientras ella probablemente estaba asustada, llamándolo una y otra vez, él rechazó sus llamadas para ver el amanecer con Consuelo

15.27 

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