Capítulo 12
-Océano, ¿sabes algo? Hace tres meses estuve a punto de morir en un accidente de auto, y también perdimos a nuestro hijo.
Mercedes mencionó nuevamente aquel incidente, pero en su corazón ya no había rastro de tormenta; era como si todo estuviera en calma. Sin embargo, para quienes la escuchaban, sus palabras eran como un huracán inesperado.
Océano dio un paso al frente, intentando rodearla con sus brazos, pero ella retrocedió, esquivándolo.
Él quedó paralizado, con el dolor reflejado en sus ojos, murmurando una y otra vez la misma frase. -No lo sabía… Merce, te juro que no lo sabía….
Mercedes rompió su monólogo con una risa suave.
-Claro que no lo sabías. Ese día te llamé muchas veces y no contestaste, ¿Qué estabas haciendo? Dijiste que estabas muy ocupado por trabajo y no podías atender mis llamadas, pero yo sé que mentías.
-Quizá no lo sepas, pero ella me agregó como amiga y su primera publicación fue la que vi al despertar después de la cirugía. Decía que estabas viendo el amanecer con ella.
-Océano, ¿necesitas que te recuerde cuántas veces estuviste a su lado sin confiar en mí? ¿Cuántas veces me mentiste por ella? ¿Recuerdas esa noche que te emborrachaste? ¿Sabes qué vi cuando fui a buscarte? Te vi besándola.
-Hasta yo sé que al menos deberías despejar tu corazón antes de comenzar algo nuevo. Océano, ya tienes treinta años, no trece, ¿Por qué no entiendes algo tan simple?
Enumeró una a una sus faltas, mientras observaba cómo su expresión cambiaba de sorpresa a desesperación, para finalmente quedar en pura culpa.
Océano apenas podía mantenerse en pie, quería dar una explicación, pero se dio cuental de que no había nada que pudiera decir. Todo lo que Mercedes decía era cierto, inmutable e innegable.
-Me equivoqué, Merce. De verdad lo entiendo. Por favor, dame otra oportunidad. Te prometo que nunca más te dejaré sola…
Antes de que pudiera terminar, Mercedes lo interrumpió nuevamente. -Océano, ¿no eras tú quien siempre añoraba a Consuelo, lamentando haberla perdido, y por eso te casaste conmigo, porque me parezco a ella? Ahora que ha vuelto a tu vida, ¿por qué insistes en que te perdone? Nos divorciamos, y puedes estar con ella.
-¡No es así, Merce! -Océano negó rápidamente, sujetando su mano antes de pudiera alejarse, tratando de justificar sus acciones. -Merce, no quiero casarme con ella, nunca pensé en dejarte…
que
1/2
15:36
Capitulo 12
Pero su voz se desvanecía bajo la mirada directa de Mercedes, y de repente se dio cuenta de cuán crueles eran sus palabras para ella.
Claro, decía que ya no amaba a Consuelo.
Pero si Consuelo podía hacer que dejara a Mercedes sin dudarlo, que desconfiara de ella, ¿cómo podía afirmar que amaba a Mercedes?
La mano de Océano perdió fuerza y Mercedes retiró la suya.
Con una calma impasible, como si mirara a un desconocido, Mercedes le sonrió cortésmente. -Sr. Océano, gracias al Grupo Lozano por su apoyo a nuestro experimento.
Dicho esto, se dio la vuelta y regresó al laboratorio, al lado de… Manolo.
Océano observó cómo los dos platicaban animadamente, ocasionalmente inclinándose el uno hacia el otro como si compartieran secretos, y su corazón se llenó de emociones encontradas.
Pero entonces, un pensamiento surgió en su mente.
Mercedes, que antes lo adoraba tanto, había decidido dejarlo de repente. ¿Sería por ese tal Manolo?
¿Qué tenía él que no tuviera Océano?
Miró su reflejo en la ventana: cansado, desgastado, y diez años mayor que ella.
¿Y Manolo?
Joven, atractivo, de su misma edad, compartía su pasión por el trabajo.
Océano, quien siempre había sido seguro de sí mismo, audaz y el objeto de deseo de muchas mujeres, sintió por primera vez la punzada de la inseguridad.
2/2