Capítulo 11
El asistente personal no perdió tiempo y rápidamente inició una investigación.
Pronto, un informe detallado llegó a las manos de Ciro.
El informe no solo confirmaba todo lo que la niñera había dicho, sino que también descubría más atrocidades cometidas por Felisa.
Ciro leía el informe mientras sus manos temblaban de la rabia.
Pasó el informe a los Lacayo, y Gonzalo, Vanesa y Sergio lo leyeron. Sus rostros se pusieron pálidos, como si hubieran sido golpeados por un rayo.
Resultó que Felisa no solo se apropiaba de todos los logros de Raquel.
Durante sus años de estudio, había organizado a otras personas para que acosaran a Raquel de múltiples maneras.
No era de extrañar que durante ese tiempo siempre vieran a Raquel llegar a casa con el cuerpo lleno de heridas.
Y no solo no le prestaron atención, sino que la regañaron, acusándola de andar metida con quién sabe quién, insistiendo en que no era comparable a su hermana.
Incluso, en una ocasión, Felisa había planeado que unos indigentes atacaran a Raquel.
Si Raquel no hubiera corrido rápido, podría haber sido víctima de esos indigentes.
Lo más despreciable era que el ladrón que había entrado a robar también había sido planeado por ella.
El objetivo era que Raquel muriera.
-¡Maldita sea! ¡Maldita sea! -gritó Gonzalo.
Gonzalo y Vanesa no podían creer que su hija, que siempre parecía tan obediente, pudiera hacer cosas tan desalmadas.
Sergio, por su parte, sintió una oleada de arrepentimiento y, mirando de nuevo a Felisa, sus ojos ardían de ira.
-¡Felisa, Raquel es tu hermana! ¿Cómo pudiste hacerle esto?
Felisa, al ver que la situación ya no tenía remedio, optó por dejar de fingir. Comenzó a reír de manera desenfrenada.
-Sí, fui yo quien lo hizo todo. ¿Y qué? Quiero que Raquel desaparezca, quiero tenerlo todo para mí.
-Ustedes prometieron que solo me amarían a mí, que solo habría una hija, una hermana. Entonces, ¿por qué tuvieron a Raquel? Y aunque la tuvieran, ¿por qué tenía que esforzarse
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Capitulo 11
tanto para ganarse su amor? ¿Acaso no hacía que yo pareciera una hermana incompetente?
-Y mi tío… Yo lo amaba primero. ¿Por qué, entonces, al regresar, tuvo que ver primero a Raquel? ¿Por qué ese día estaba bailando en el jardín, haciéndolo enamorarse a primera vista? No podía permitir que la persona que me gustaba se enamorara de otra, así que, por supuesto, tenía que tomar su lugar.
Su risa resonaba en la habitación, provocando escalofríos.
Los Lacayo y Ciro la miraban con desprecio, como si fuera un demonio salido del
infierno.
-Felisa, pagarás por lo que has hecho -dijo Ciro con frialdad.
Felisa se mostró indiferente.
-¿Qué pueden hacerme? Soy la hija mayor de la familia Lacayo. ¿Se atreven a tocarme?
Entonces, Gonzalo dio un paso al frente.
-A partir de hoy, ya no eres una hija de la familia Lacayo. Rompemos todos los lazos
contigo.
Felisa abrió mucho los ojos, no esperaba que Gonzalo fuera tan firme.
-¡Papá, mamá, hermano, tío!
-¡No puedo perderlo todo! ¡Tengo hemofilia! Si me expulsan de la familia Lacayo, ¿cómo voy a vivir?
Trató de suplicar, pero los Lacayo ya habían perdido toda esperanza en ella y no
prestaron atención a sus ruegos.
Ciro salió de la habitación. Tenía que encontrar a Raquel y contarle toda la verdad, pedirle perdón.
Se dio cuenta de que ella era la persona que realmente amaba.
Pero todos esos años, ¿cómo había sido con ella?
Tal vez, Raquel sabía la verdadera razón de su cercanía, por eso se había ido tan decidida. Incluso había devuelto la reliquia familiar.
Todo era su culpa.
¿Por qué no pudo ver la verdad? ¿Por qué no investigó antes?
Estaba a solo un paso de casarse con la chica que amaba.
¡A solo un paso!
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No podía perderla, no otra vez.
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