Pamela y Higinio estaban juntos, platicando sobre quién sabe qué, pero cualquiera que los viera notaria de inmediato las bufandas idénticas que llevaban en el cuello. Hasta alguien distraido se daria cuenta de que eran bufandas de pareja,
¿Entre adultos, qué clase de relación justifica usar bufandas de pareja?
Ginés alzo la vista hacia ellos.
Justo en ese momento, Pamela levantó la mano y le dio unas palmadas en la espalda a Higinio, con un gesto de confianza, como si fueran bastante cercanos
Joaquin soltó una risa cargada de sarcasmo…
-La subestimé. No tiene talento para cosas serias, pero a la hora de tratar con hombres sí que se las ingenia
Fabian frunció el ceño y miró a Pamela una vez más, recordando aquella ocasión en la que ella le habia dirigido una mirada tan desdeñosa y cansada, y comparando eso con la manera en la que ahora vein a Higinio. Era claro que su actitud con él era distinta, algo especial
-¿No es así? Entonces, ¿como llegó a conocer a Higinio?-Joaquin no lograba entenderlo.
La empresa Tecnologia Fl de Higinio apenas habia empezado a estabilizarse, pero él tenía buenos contactos y estaba entre los mejores del pais. Según eso, Pamela, con su nivel, no debería tener manera de conectar con alguien de la talla de Higinio
-Gines, ¿tú sabes algo?-preguntó Joaquin, fijando su atención en él.
Ginés revisó su reloj con un gesto indiferente, como si todo ese asunto no le importara en lo más minimo. -Voy a llevar a Dana–anunció, cortando la conversación.
Dana permaneció pensativa un momento. Esa noche, Ginés la habia llevado a conocer a los peces gordos del gremio, justo cuando Pamela habia aparecido, y encima, actuando tan cercana a Higinio. Demasiadas casualidades… que en el fondo no eran casualidad.
-Ahora entiendo por que hoy el señor Hernández no quiso recibirme -comentó, como si hablara consigo misma.
Joaquin y Fabian voltearon hacia ella.
¿A qué te refieres? -preguntó Fabián.
Dana se mantuvo tranquila
-Si Pamela a conoce al señor Hernández, entonces todo tiene sentido.
-¿Pamela se está vengando? -Joaquin fue rápido para captar lo que Dana no había dicho-. ¿Le habló mal de ti a Higinio por resentimiento?
-¿Y Higinio es de esos que se dejan llevar por una cara bonita? -Fabián mostró cierta sorpresa.
Dana nego con la cabeza y sonrió con serenidad
-No importa. Mi capacidad hará que él deje de lado cualquier prejuicio.
Joaquin le levantó el pulgar con admiración
-Así se habla, Dana. Eso es actitud.
Ginés no dijo nada, solo miró hacia el grupo o con una expresión inescrutable
Mientras tanto, Pamela sintió como una mirada aguda se posaba sobre ella. No necesitó voltear para saber que venia de Ginés. Pero no le dio importancia.
Acompañó a Higinio hasta la puerta de su casa. Él habla bebido un poco y envuelto en su bufanda, subió las escaleras con una sonrisa. Pamela lo observó marcharse y luego, sin más, regresó a su carro para volver a casa
Sentia que su vida ahora era ligera, sin ataduras. Al fin podia respirar con libertad.
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“Capitulo 22
Eran las nueve y media de la noche cuando Ginés regresó al departamento que compartia con Pamela. La empleada doméstica aún no se iba y enseguida se acercó para tomarle el saco.
-Señor, ¿quiere que le prepare el baño?
Ginés dudo un momento. Antes, todas esas cosas solia hacerlas Pamela.
-Si–asintió.
La empleada subió enseguida para dejar todo listo.
Ginés también subió despacio, aflojándose la corbata con los dedos. Al entrar a la recámara, solo la lámpara de la mesita estaba encendida llevaba días sin regresar por ahí,
La empleada salió del baño tras dejar lista la tina.
Gines entomo los ojos.
-¿La señora Pamela no ha vuelto hoy?
La empleada pareció confundida
-¿La señora Pamela…? No, de hecho, lleva varios días sin venir.
Ginés arrugó la frente, se quitó la corbata y miró hacia el tocador de Pamela.
-¿Desde cuando?
Mientras preguntaba, sacó su celular, dispuesto a escribirle por WhatsApp.
La empleada pensó un momento.
-Creo que desde el martes pasado.
Ginés bajo la mirada, tratando de recordar qué día habia sido. Al final, se dio cuenta: fue el dia después del cumpleaños de Dana. Desde entonces, Pamela habla empezado a actuar diferente, como si se hubiera transformado en otra persona.
Se quedo meditando un rato y, al final, solo curvo los labios en una sonrisa ambigua.
Abandono el chat con Pamela y decidió no preguntar más.
Entró al baño.
Al verlatina llena de agua, notó que antes siempre había aceites esenciales, algo para relajarse, pero esta vez no había nada. De repente, se le fueron las ganas.
Justo entonces, el celular vibró encima del lavabo.
Ginés lo miró y tras unos segundos, salió del baño.
La empleada lo vio y preguntó
-¿Sale de nuevo, señor?
Con la mirada en el teléfono, Ginés contestó mientras escribía un mensaje
-Ya pueden irse todos a casa, hoy me quedo en otro lado.
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