-No lo sabias–La abuelita captó de inmediato que algo no cuadraba, y se notaba furiosa. Hace dos días les reservé a ustedes dos un fin de semana en Montaña Amanecer, y ayer que le pregunté a Ginés, me dijo que ya te habla dado los boletos
Pamela se quedó pasmada. Ginés no le habia dicho nada de eso.
Era obvio, é no quería pasar ese tiempo con ella y solo le estaba dando vueltas a la abuelita para que no sospechara. -Abuelita, es que de último momento me salió algo, por eso
-Pero si hoy es fin de semana! ¿Qué asunto tan urgente podrias tener? No le andes tapando a ese muchacho sus cosas. mira, mejor hazme caso, ve de una vez yo ya les organicé todo, y ahora voy a apurar a ese Ginés que no entiendo por qué se hace el desentendido.
Pamela intentó detenerla
-Abuelita, en realidad yo con el ya
-¿Qué pasa con ustedes? -La voz de la abuelita se suavizó al instante, como si temiera una mala noticia
Era claro que la abuelita aún no tenia ni idea de que Pamela y Ginés estaban a punto de divorciarse.
Gines ni siquiera había avisado a la familia Leyva?
Si no, ¿por que la abuelita insistiria en organizarles este tipo de viajes juntos?
Pamela sintió una mezcla de frustración y resignación. La abuelita tenia la presión alta y problemas del corazón, ¿seria que Gines preferis esperar el momento adecuado para ir preparándola con cuidado? Si ese era el caso, ella no queria ser quien soltare la bomba y la pusiera en riesgo. No queria cargar con ese peso.
la abuelita asimilara
Al final, ya hablan firmado el acuerdo de divorcio y solo faltaba el trámite oficial. Habría tiempo para que la
todo
Pamela penso bien su respuesta y dijo:
-No pasa nada, abuelita, ya voy para allá. Él ya me comentó.
Mientras la abuelita estuviera tranquila, no necesitaba realmente ir. Así lo pensaba Pamela, pero la abuelita no le dio oportunidad de negarse:
Voy a mandarte un carro para que te lleve, la persona que va conoce muy bien el camino.
La abuelita no para ahi, aún con voz llena de ilusión:
-Una pareja joven necesita renovar el ánimo, así que aprovechen estos días para acercarse. ¡A ver si paraf regalan un bisneto gordito! -La abuelita remato con una nisita cargada de esperanza
Sin dejar a Pamela replicar, la abuelita colgó y se puso a organizar todo.
Pamela se froto la frente, sintiendo el dolor de cabeza asomarse
fin de año me
Conocia bien las intenciones de la abuelita. Tras tres años de matrimonio, Pamela y Ginés nunca hablan mostrado mucha pasión, y cualquiera podia notario. Sobre todo porque no habían tenido hijos, algo que para muchas personas mayores y tradicionales era casi imperdonable
Por eso, en estos años, ella se habla dejado llevar por la presión de “darle un heredero a la familia Leyva“, y cada mes, en los dias fértiles, hacia lo posible por compartir la cama con Ginés
Fuera de esos dias, élni la buscaba
Ginés estaba perfectamente bien fisicamente, esa semana, cada noche, cumplia con ella tres veces
Sempre hasta la madrugada
La que terminaba agotada era ella Ni siquiera podia seguirle el ritmo.
Y aun asi, nunca quedó embarazada
Antes, Pamela pensaba que era por aquella vieja lesión en el útero, que le dificultaba el embarazo. Creia que si se atendia, tarde o temprano lo lograria.
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Capitulo 14
Ahora, después del diagnóstico de câncer de útero, cualquier esperanza se habla desvanecido
La abuelita actuo con una rapidez impresionante, y el chofer asignado la llamó enseguida. Pamela le dio la dirección de una tienda cerca del fraccionamiento, ocultando que ella y Ginés ya ni vivian juntos
No tenia claro que tenia Ginés planeado respecto al divorcio, así que mejor ser precavida.
Subio al carro.
No le avisó nada a Ginés.
Penso que, si Ginés no le habia dicho nada, era porque no queria ir con ella ¿Realmente creia que él iba a pasar esos dias a su lado?
Mejor ir sola, cumplir con el requisito y darle el gusto a la abuelita
De paso, podia relajarse un poco.
Montaña Amanecer estaba en lo alto, con cabañas y casas de hospedaje, cerca había una pista de esqui y el famoso espectáculo del sol dorando las montañas al amanecer
Pamela hizo el check–in, empujó su maleta hasta la puerta del cuarto y ahi, justo en ese momento, apareció una pareja que venia entrando.
Ginés caminaba junto a Dana, platicando de algo que la hacía sonreír con los ojos brillantes.
Pamela sintió que el piso se le movia bajo los pies. Como si alguien le hubiera dado un golpe seco en la cabeza.
Ginés la miro con expresión seria; su rostro elegante no dejó ver ni una pizca de emoción.
Dana le dedicó una leve sonrisa, como si la situación fuera entretenida para ella.
Pamela no pudo evitar sentirse incómoda, casi humillada.
¿En qué estaban pensando de ella?
Ginés, la tarjeta de la habitación? -Dana ni la saludó, y ni se molestó en fingir cortesia.
Ginés le dio la tarjeta. Dana entro directo al cuarto de al lado, dejando la puerta abierta, un claro gesto para que Ginés la
siquiera
¿Vivian juntos? ¿Compartian la habitación?
Ginés mind a Pamela
Fue la abuelita quien te llamó?
-S–respondió Pamela, con voz baja.
-¿Por qué no cambias de cuarto? -Los ojos de Ginés parecían de hielo.
Aunque lo dijo como sugerencia, el tono era más una orden.
Pamela entendio de inmediato él y Dana se quedarian en la habitación de al lado. Si pretendian tener un momento intimo y recordaban que la esposa “legal” aun seguía cerca, seguro les arruinaba los planes.
¿Así que la que estaba de más era ella? ¿La que no sabia retirarse a tiempo?
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