Cuando Dana salió de la oficina de Ginés, varias secretarias del área corrieron a atenderla con una amabilidad casi reverencial. Una de ellas se adelantó, tomo el bolso de Dana y con una sonrisa cortés dijo:
-Señorita Sabin, el señor Leyva la está esperando en el restaurante para almorzar juntos. Me pidió que, si ya se sentia descansada, la acompañara hasta allá.
Otra secretaria se acercó con un vaso térmico y se lo entregó con ambas manos:
-El señor Leyva le mandó preparar este café, para que lo disfrute en el camino.
El gesto de Dana fue suave, su sonrisa apenas se asomaba en su rostro sereno. Recibió la atención de las secretarias como si fuera lo más natural del mundo, envuelta en esa tranquilidad que sólo tienen quienes saben que todo gira a su alrededor. Confiada y sin perder la calma, irradiaba esa seguridad de quien sabe que merece lo que tiene. Todos la trataban como si ya fuera la esposa del jefe, sin importar que el titulo aún no fuera oficial.
Pamela, que observaba la escena desde un costado, no pudo evitar sorprenderse. La oficina de Ginés era un territorio privado, repleto de documentos confidenciales, y aun así él la habia convertido en la sala de descanso personal de Dana, cuidando cada detalle para hacerla sentir cómoda. En cambio, en casa, ni siquiera el estudio de Ginés le había sido permitido a Pamela en tres años de relación.
Pamela no podia evitar preguntarse, ¿de que servia seguir buscando señales de amor o desamor? Cuando la diferencia era tan abrumadora, no hacia falta confirmarlo una y otra vez.
De pronto, la voz de Miguel interrumpió sus pensamientos:
-Señorita Vivez, ¿podría hacerse a un lado? Está bloqueando el paso de la señorita Sabin.
no leer la situación
El tono de Miguel era se
seco, con una impaciencia evidente, como si Pamela estuviera fuera de lugar por no Pamela bajo la cabeza y se hizo a un lado. Aunque creia que ya nada le podia doler, la diferencia en el trato le recordaba que, después de tres años de darlo todo, siempre habia sido invisible para ellos.
Con voz baja, mind a Miguel y preguntó:
-Si Ginés ya no está ocupado, ¿podrías avisarle que necesito que apruebe mi renun…
No terminó la frase, porque una voz ajena la interrumpió.
-¿Ginés?
Dana, que ya estaba cerca del elevador, pareció notar su presencia apenas en ese momento. La miró de reojo, con expresión indescifrable, y preguntó como al pasar.
-¿Ella también trabaja aqui?
Pamela fruncid el ceño. Dana sabía perfectamente quién era, pero probablemente no sabia que Pamela trabajaba en LS. Miguel se adelantó y respondió:
-Asi es. Ella es la señorita Vivez, del área de relaciones públicas.
Dana apartó la mirada, como si ya todo encajara en su cabeza.
-Con razón -dijo en voz baja, casi para si misma
Con razón la gente del área de relaciones públicas no habia querido encargarse de su crisis de imagen. Si Pamela estaba a Cargo, todo tenia sentido.
Dana sono apenas, con esa tranquilidad que la caracterizaba, y comentó:
-El ambiente en LS es bastante relajado, ¿no? Al parecer aquí los empleados pueden llamar al jefe por su nombre.
La frase no iba dirigida a Pamela, sino a la sala entera, como si estuviera marcando territorio.
El gesto de Miguel cambio en ese instante, se tensó de inmediato.
Dana ya habla entrado al elevador, sin darle importancia al incidente.
Pero antes de que las puertas se cerraran, Miquel se volvió hacia Pamela y le soltó, molesta.
1/2
¿Ahora resulta que la señorita Vivez tampoco sabe comportarse? 15 no es una tiendita de esquina, asi que deja de jugarle al vivo llamando al jefe por su nombre. ¿Quieres que los demás piensen que tienes algo con el señor Leyva?
Se acercó un poco más, bajando la voz pero con tono amenazante:
-De ahora en adelante, dirigete a él como señor Leyva, Si no quieres que te despidan de verdad, más te vale entenderlo. Pamela frunció el ceño. Habia estado siempre disponible para Ginés, tan a su disposición que, ahora que intentabal renunciar, ni el ni su circulo cercano le daban importancia. ¿Pensarían que sólo quería llamar la atención de Ginés?
Y en cuanto a Dana… ella ni siquiera la reconocia como rival, No tenia miedo de que Pamela expusiera su relación con Ginés, ¿por qué? Porque quien se sabe amado, no tense nada. Si Pamela hacia un escándalo, la única que quedaría en ridiculo seria ella misma, como la tipica “trepadorn” que intento separar a una pareja.
Por la tarde, Pamela juntó sus cosas. No pensaba esperar a que Ginés le diera luz verde para irse. Antes de las cinco ya estaba en el sitio donde se celebraba la competencia de control de drones.
Gracias a la invitación de Jimena, pudo entrar sin problemas.
Tuvo suerte, porque apenas al entrar se topó con un grupo de gente rodeando a una figura en el centro: Higinio.
Cuando el la vio, su expresión se endureció de inmediato. Fingió no reconocerla y siguió platicando con otros participantes del evento,
Pamela duda, sin atreverse a acercarse a interrumpirlo. Decidió caminar un poco por el lugar. El evento era enorme, con figuras importantes del mundo tecnológico dando vueltas por todas partes.
Higinio estaba en su mejor momento, la estrella joven del sector, el nuevo genio de la innovación que todos querian
conocer.
por él, aunque su propio ánimo no era el mejor.
Pamela se alegro por él,
Pasó casi media hora antes de que el cansancio la venciera. Ya no tenia la energia de antes, así que se sentó en una de las bancas del lugar para descansar
De pronto, notó que alguien se paraba frente a ella. Vio unos zapatos relucientes y, al alzar la vista, se encontro con Higinio, que la miraba con el entrecejo fruncido y una expresión entre molesta y burlona.
-¿Qué onda? ¿Vas a cambiar de giro ahora? -le tiró, alzando una ceja.